viernes, 17 de octubre de 2008

Las Sandalias de Dios

A Dios se le ocurrió venir de visita a la tierra y eligió una ciudad latinoamericana. Paseando por la plaza central, de pronto se percató de que una de sus sandalias se había roto. Pensó que sería una buena oportunidad para conocer más íntimamente el comportamiento del ser humano, pues para él una sandalia rota era un detalle sin importancia; buscó un lugar para que se la repararan; entró a un establecimiento en que el zapatero, un hombre de mediana edad, más que darle la bienvenida le gruño:- ¿Qué quiere?- ¿Podrá reparar mi sandalia?- Enséñemela. Si se puede lo hago y si no, tirela a la basura. Dios se la entregó y se dedicó a escuchar y observar el comportamiento del zapatero, quien no cesó de quejarse.- Me ha ido muy mal, pocos clientes y puros trabajitos que dejan muy poco, como esta sandalia, además la situación política de mi país es un verdadero carnaval, nuestros funcionarios son unos payasos buenos para nada, y qué decir del terror que han sembrado los narcotraficantes, a quienes nadie puede detener, pues abusan de todo y de todos. La vida cada día es más cara, es imposible vivir decentemente; y agréguele – prosiguió el zapatero –: mi mujer está muy enferma y trabajo sólo para comprar medicinas; mi hijo mayor no tiene trabajo y lleva un año sin aportar un solo centavo a la casa; el marido de mi hija resultó un vago y ella trabaja para mantener a toda su familia; y para colmo de males, acaban de devaluar la moneda y todo se ha encarecido en forma terrible. Esto ya no es vida – concluyó y entregó la sandalia reparada. Dios, no acostumbrado a pedir la cuenta, se la calzó y se despidió, a lo que el zapatero, sorprendido, le reclamó:- ¿Acaso se va a ir sin pagarme? Esto es el colmo, ¡cree que soy un estúpido! O me paga o llamo a la policía. Sin alterarse Dios respondió:- Tranquilo, hijo mío, yo soy Dios, no acostumbro usar dinero, pero pídeme lo que quieras. El zapatero, confundido, incrédulo y desconfiado, preguntó:- ¿De verás eres Dios?- Por supuesto, pide lo que quieras.- ¿De verás? – volvió a preguntar el sorprendido zapatero –, ¿lo que quiera? – a lo que Dios asintió:- Pide lo que desees.- Bueno – dijo el zapatero –, dame cienmil dólares con eso resuelvo toda mi vida.- Bien – replicó Dios –, pero me tienes que dar algo a cambio.- ¿Qué quieres que te entregue, señor?- Dame tus piernas.- ¡Imposible! – exclamó el zapatero –, ni por trescientosmil dólares te las daría. Verás, las aprecio mucho y no me puedo imaginar sin piernas.- Está bien, si no me quieres dar tus piernas, dame tus brazos. Furioso, el zapatero replicó:- ¡Imposible!, ni por un millón de dólares te los daría, ¿no ves que es con lo que mantengo a mi familia?; además, me convertiría en un inútil para muchas cosas.- No te alteres – agregó Dios –, si no me quieres dar las piernas ni los brazos, dame tus ojos. El zapatero gritó:- Ni por todo el dinero del mundo te daría mis ojos. Dios no seas tan cruel, pídeme algo que me sea más fácil entregarte. Y Dios concluyó:- ¿No te das cuenta de que te he entregado todo sin pedirte nada a cambio? No existe fortuna capaz de comprar a un ser humano. Se puede devaluar tu moneda, pero no permitas que se devalúe tu espíritu. Entrégame tus deseos de vivir, de construir, de luchar, de amar y yo te daré todo lo que quieras. Tú tienes la respuesta, atrévete a decir sí a la vida.

Miguel Ángel Cornejo, publicado en Seminarios.com.mx/Boletín de Valores y Liderazgo

jueves, 16 de octubre de 2008

Actos

El Acto modifica al que lo realiza.
Por lo tanto: ¡Actúa!
Esto lo dijo alguna vez un sabio, y es uno de los grandes secretos universales que actúa como motor de la evolución.
Nadie puede desenvolver sus potencialidades, si no produce actos concretos.
Nadie puede saber quien es realmente, si no actúa.
El pensamiento es la matriz de la que pueden salir todas las realizaciones. ¡Pero solamente si es convertido en acto!
No te quedes sólo pensando en lo que serías, si pudieras.
Da un paso concreto hacia eso que quisieras ser. Un paso pequeño, en la medida de tus posibilidades.
Porque el acto modifica al que lo realiza. Y te va llevando, paso a paso, lentamente pero con seguridad, a descubrir tu Don.

Lic. Amalia Estévez, psicóloga

miércoles, 15 de octubre de 2008

Lecciones

La autoestima viene de una cosa: pensar que eres valioso.
Simplemente, deja a un lado la creencia de que la gente o las cosas te hacen infeliz, ya que eso no es cierto. Tú te haces infeliz a tí mismo.
Deja de actuar como si la vida fuera un ensayo. Vive este día como si fuera el último. El pasado ya se fue. El futuro no está garantizado.
La ansiedad, el estrés, el miedo, la rabia no existen independientemente de tí en el mundo. Ellos simplemente no existen en el mundo físico, aun cuando hablemos de ellos como si existieran.
La forma más grande de ignorancia es cuando rechazas algo de lo cual no sabes nada.
No hay escasez de oportunidades de vivir de aquello que amas; sólo hay escasez de resolver que eso suceda.
No hay un camino hacia la prosperidad, la prosperidad es el camino.
No hay nada de malo con la ira, siempre que la uses constructivamente.
Somos suficientemente divinos para pedir y suficientemente importantes para recibir.
Lo que sale de tí cuando estás al límite, es lo que hay dentro de tí.
Lo que pensamos determina lo que nos pasa, por eso si queremos cambiar nuestras vidas debemos ampliar nuestra mente.
Cuando bailas, tu propósito no es llegar a cierto lugar en el suelo. Es disfrutar cada paso mientras lo das.
Cuando juzgas a otra persona, no la defines, te defines a tí mismo.
Dejas viejos hábitos atrás comenzando a repetir dentro de tí esto: "libero mi necesidad de esto en mi vida"
Lo verás cuando lo creas.
Tus hijos sabrán todo acerca de tí por medio de tu vida en lugar de lo que hablas.




Dr.Wayne W. Dyer, autor de Tus Zonas Erróneas

martes, 14 de octubre de 2008

Lucha

Lucha si quieres triunfar... pelea si quieres ganar... no conoce la calma del mar quien no ha vivido su tempestad. Por eso ve y lucha si quieres triunfar, pelea si quieres ganar, la vida no siempre nos trae alegrías, a veces hay cosas que oscurecen tus días. Por eso ve y lucha si quieres triunfar... pelea si quieres ganar. Olvida el pasado y mira el presente que no te importe lo que vendrá levanta tu cara y mira valiente lo que tienes que enfrentar. Lucha si quieres triunfar... pelea si quieres ganar no conoce la calma del mar quien no ha vivido su tempestad. Por eso ve y lucha si quieres triunfar, pelea si quieres ganar, la vida no siempre nos trae alegrías, a veces hay cosas que oscurecen tus días. Por eso ve y lucha si quieres triunfar...pelea si quieres ganar. Olvida el pasado y mira el presente que no te importe lo que vendrá levanta tu cara y mira valiente lo que tienes que enfrentar. Lucha si quieres triunfar... pelea si quieres ganar quien no conoce la calma del mar quien no ha vivido su tempestad. Por eso ve lucha si quieres triunfar, pelea si quieres ganar, la vida no siempre nos trae alegrías, a veces hay cosas que oscurecen tus días. Por eso ve lucha si quieres triunfar... pelea si quieres ganar.

Canción de Martín Valverde, canta-autor católico